En el
libro del principio del placer de José Emilio Pacheco de hay varios
mini cuentos, uno de ellas es la de
me ha gustado porque puede en algún momento nos haya
pasado, tener una amiga muy bonita e inteligente que te opaqué por ser
así.
La historia comienza cuando Zenobia
decide confesarse le cuenta al padre de lo arrepentida que está,
hace muchísimos años tenía una amiga de su misma edad, eran vecinas y sus mamas
también eran amigas, cuando fueron creciendo Zenobia se volvió gordita, feita,
burrita, en cambio Rosalba, era delgada, bonita e inteligente; a Zenobia le
molestaba que su amiga tuviera todo eso y que además fuera sencilla, eso la
mataba.
En la prepa Rosalba era la más bonita de
todas, todos querían ser su novios ¿Y Zenobia? ¿Ella qué?. Un día publicaron el
el periódico escolar que ellas sólo eran amigas para que vieran la
diferencia de una y otra, para que resaltara la belleza de Rosalba.
A los quince años, era imposible no odiar a su mejor amiga pero no podía demostrarlo porque siempre era amable, buena, cariñosa, y cuando se quejaba de su fealdad decía: "Pero qué tonta, cómo puedes creerte fea con esos ojos y esa sonrisa tan bonita que tienes". mientras Zenobia pensaba en estudiar derecho, Rosalba se casaba con un chico adinerado que había conocido en una Kermes.
Zenobia tuvo que trabajar desde chica, su padre y hermano habían muerto. Una vez que Zenobia trabajaba en una tienda de ropa íntima Rosalba entro a comprar, iba con un señor, era su segundo esposo, un extranjero que apenas si podía pronunciar el español, Rosalba estaba elegante,más linda aún y seguía siendo tan amable como siempre, prometieron verse, Zenobia la visitaría pero nunca pasó, ella rezaba por las noches no volvérsela a encontrar, Rosalba había arruinado su vida tan sólo con nacer.
Pasaron años y se volvieron a encontrar en un semáforo, Rosalba bajó de su lujoso auto, su cara fresca de muchacha, sus ojos verdes, sus hoyuelos, sus dientes perfectos; platicaron un rato, le reclamo nunca haberla visitado, Zenobia la invitó a su casa, dijo que tenías tantas ganas de llorar, aunque su departamento estuviera lo más arreglado posible, para Rosalba era un cuchitril, pero fue ahí cuando las cosas empezaron a cambiar.
Rosalba tenía otro esposo, era el cuarto,
le contó que los hombres sólo la ilusionaban un rato y cuando sabían de
su infertilidad, la dejaban. Zenubia veía tanto dolor en sus ojos, no
podía creerlo.
Ya habían pasado veinte años desde su último encuentro era el momento en el que Zenobia se encontraba confezandose, se sentía feliz, acababa de ver a Rosalba de lejos primero, luego muy de cerca. Ese cuerpo maravilloso, esa cara, esas piernas, esos ojos, ese pelo color caoba, se perdieron para siempre en un barril de manteca, bolsas, arrugas, papadas, manchas, varices canas, maquillajes, colorete, rímel, pestañas postizas, había corrido a abrazarla, todo eso que las había separado, había acabado.
Aquí les dejó un vídeo.
ZCR'
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