lunes, 9 de septiembre de 2013



Hola Lectores de la naturaleza

Quiero platicarles un libro que leí hace años, me pareció un libro cansado y el final algo triste.
Hablo sobre el viejo y el mar. La historia nos cuenta sobre un viejito que es pescador llevaba más de ochenta y cuatro días que no pescaba ni un pez, en la primera mitad de esos días lo acompañaba un muchacho pero como no pescaban nada, su papá le dijeron que pescara sólo porque el viejo tenía muy mala suerte.
Aunque ya no navegaban juntos, el chico tenía un cariño muy grande por el viejo . Decía que mientras él viviera, el viejo tendría algo de comer. Ya iba a ser septiembre y hablaban sobre historias anteriores que habían pasado juntos y que una vez pasaron ochenta y siete días para que pudiera pescar, pero el viejo tenía la esperanza de que al siguiente día, es decir, a sus ochenta y cinco días llevaría algo a su pequeña cabaña que no tenía más que su cama, una silla, una mesa y dos cuadros.

Al día ochenta y cinco cada quien se fue en sus botes, el viejo sabía que si quería  pescar debía ir un poco más lejos de lo que había ido los ochenta y cuanto días anteriores, pasan creo que dos días y el viejo siente que el sedal se va jalando, era un pez, así que lo jala delicadamente hasta que se da cuenta que es muy fuerte, aunque el pez  intenta jalarlo, el viejo no lo suelta  sus manos se lastiman, pasan días así el viejo cansado, el pez no se da por vencido y lo aleja aún más de casa pero el la primera oportunidad que tiene lo jala contra el barco y con una mano lo golpea con un acha, era un pez muy grande, más grande que su bote, lo amarra a lado del bote y decide regresar, pero por la sangre se acerca un tiburón y le quita un pedazo, el viejo le pega con la acha lo más fuerte que puede, con su  manos lastimadas y su cuerpo cansado, el tiburón muere, pero al rato llegan dos más ¡Qué mala suerte! Los tiburones acabándose el pez y el viejo intentanto matar a los tiburones, más cansado que antes, deshidratado, pero con la ilusión de poderlos espantar, el hacha se le cae y aun queda un tiburón busca un palo mientras este sigue devorando el pez, al viejo le arden más las manos, casi no tiene fuerza pero toma las que todavía tiene y ahuyenta al tiburón. Se da cuenta que sólo le queda la cabeza de ese inmenso pecado. El viejo ya había hecho planes, en donde lo vendería porque era un pecado muy grande, pero ya no tenía nada, ni fuerza y mucho menos comida.
Cuando al fin llega a casa, es de madrugada, camina para subir a su cabaña pero esta tan cansado que tiene que sentarse 5 veces, llega y se tira en la cama.
El muchacho revisa la cabaña del viejo como todos los días, lo observa y ve sus manos ensangrentadas, sale de la cabaña llorando y regresa con comida, despierta al viejo y hablan, el joven le promete que volverán a pescar juntos.

ZCR’

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